domingo, 24 de abril de 2011

VALOR DE LEY de Charles Portis


Cuando el ranchero y comerciante Frank Ross es asesinado y expoliado por uno de sus jornaleros, Tom Chaney, su hija de 14 años, Mattie se lanzará a lo desconocido con un único objetivo: vengar la muerte de su padre. Para ello, contrata al comisario más cruel de todo Arkansas, el oficial Rooster Cogburn. Al pintoresco dúo se les une LaBeouf, un ranger de Texas que persigue a Chaney buscando la recompensa que existe por la cabeza de Chaney.
Los tres comenzarán así un viaje como nunca antes habían llevado a cabo en el que se enfrentarán a toda clase de peligros y en el que los sentimientos entre los personajes aflorarán.

Un argumento simple como ninguno es, sin embargo, un marco más que perfecto para una historia más humana de lo que a simple vista parece. Esta es la máxima que define a Valor de Ley. El clásico western de emboscadas, tiroteos y persecuciones es sustituido por un nuevo paisaje en el que los sentimientos, las reflexiones y sobre todo, la visión sobre como afrontar la vida y el destino imperan. En Valor de Ley la acción se encuentra en dosis limitadas y siempre justificadísimas, la tensión se mantiene durante toda la trama, y aun así, hay algo más, la estaticidad, que posee un papel fundamental. La contemplación del paisaje y de los acontencimientos,las descripciones, predominan al comienzo de la historia, cuando los personajes son más "independientes" para después prácticamente desaparecer conforme los personajes consolidan su relación, momento que además, constituye el clímax de la novela.

Este es el marco, pero este no es nada sin los personajes que contiene, cada uno de ellos con su papel en la trama y en la simbología de la novela.
La protagonista, Mattie Ross, es una niña que quiere ser adulta, la muerte de su padre ha trastocado su mundo, y en un contexto tan difícil como el que le ha tocado vivir no tiene más remedio que sacrificar su infancia y ponerse en camino hacia la madurez, con el inconveniente que tiene además el ser mujer (en el contexto de la novela). La venganza será el paso que determinará este cambio, la caza de Tom Chaney será más un deber que un deseo para Mattie, llevarla a cabo será algo indispensable para esta, y si para ello tiene que recurrir a personajes tan marginales como Cogburn, que así sea. Al final, todo esto le servirá para enseñarle una lección, que es aquello que verdaderamente importa en un hombre, que es aquello que marca la madurez.

Rooster Cogburn es el hombre ya adulto y hastiado de la vida, un buscavidas que por azares del destino ha acabado sirviendo a la ley, y en la ley, o al menos en la manera que tiene de ver la ley, basa su vida. Cruel, arisco pero con cierto aire de astucia y ,por qué no ,sentido de la justicia son algunos de los adjetivos que lo describe.Dentro de la historia él es quien decide que es lo que es correcto o incorrecto, sin embargo, la persecución de Tom Chaney sacará a flote algo que no había tenido desde hace mucho tiempo, la necesidad de tener que cuidar de alguien. Así pues, es bonito para el lector pensar que la caza de Chaney hace surgir un lazo de cariño entre Mattie y Cogburn, lo que demuestra que hasta el corazón más reacio a sentir amor por alguien puede desarrollarlo, y que dos personas tan distintas, la niña que quiere ser adulta y el adulto que "acaba siendo niño" pueden establecer un lazo sentimental.

El tercero en completar el grupo de héroes es LaBeouf, un ranger de Texas que persigue a Chaney para cobrar la recompensa que se pide por su cabeza. LaBeouf representa simplemente el interés, que no la codicia, de manera que se manifiesta también como la imagen de un Cogburn sin esperanzas de cambiar, lo que no impide que desarrolle cierta empatía por sus compañeros de viaje, lo cual les resultará de gran utilidad a la hora de enfrentarse a los peligros del viaje.

Por último, Tom Chaney es el villano de la novela, un hombre del que no conocemos prácticamente nada y que es elevado por el autor, o más bien por la protagonista que narra en primera persona los hechos prácticamente al nivel del anticristo, cuando, al menos en mi opinión, Chaney no es más que una de esas personas que por azares del destino se desvió del camino correcto, siéndole imposible más tarde retornar a una forma de vida correcta. Y de esta clase de personas existieron muchos antigüamente y siguen existiendo hoy en día. De cualquier forma, Chaney constituye la razón por la cual existe la novela, ya que es indudablemente, el pilar maestro de esta.

En resumen, una novela de argumento sencillo pero de carga poderosa que encierra dentro de sus personajes una poderosa simbología sobre la justicia, la redención y el perdón que no pasa desapercibido para ninguno y que constituye sin duda un ejemplo de esas pequeñas obritas que de vez en cuando uno tiene el placer de degustar, eso seguro, con excelentes resultados.

RECOMENDADO PARA aquellas personas dentro de las cuales exista una pequeña porción del oeste americano, para que no se olviden de que aún este se mantiene vivo, y en general, para todos aquellos lectores sin ninguna lectura prevista que deseen disfrutar de una corta pero deliciosa novela.